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INDONESIA

“Para mí, ella era como Sara”

Titi Koetin

“Para mí, ella era como Sara”
  • AÑO DE NACIMIENTO: 1928

  • AÑO DE BAUTISMO: 1957

  • OTROS DATOS: Su esposo estaba en contra de la verdad, pero ella lo ayudó con paciencia a aceptarla (relatado por su hijo, Mario Koetin).

MI MADRE era una persona cariñosa y extrovertida a quien le encantaba leer la Biblia. Cuando conoció en Manado (Célebes Septentrional) a una misionera llamada Gertrud Ott, aceptó sin dudar un curso de la Biblia y se hizo Testigo. Mi padre, Erwin, era un banquero prominente que con el tiempo se convirtió en el presidente de la Bolsa de Valores de Yakarta. Al enterarse de la nueva religión de mi madre, se puso en contra de ella con todas sus fuerzas.

Un día mi padre le dio un ultimátum:

—¡Tu religión o tu esposo! ¡Escoge! —gritó enojado.

Mi madre pensó bien antes de responder y entonces dijo con amabilidad: “Quiero a Ios dos, a mi esposo y a Jehová”.

Mi padre se quedó sin palabras, y se calmó.

Con el tiempo, él se hizo más tolerante, porque la quería mucho y valoraba su sabiduría y perspicacia.

Sin embargo, mi madre deseaba que adoraran juntos a Jehová. Después de orar sobre este asunto, recordó que a mi padre le gustaba aprender idiomas. Así que decidió pegar textos bíblicos escritos en inglés por toda la casa. “Quiero mejorar mi inglés”, le dijo. También, como ella sabía que él le daba mucha importancia a hablar en público, le pidió que le ayudara a ensayar sus discursos de la Escuela del Ministerio Teocrático, y él aceptó. Además, él era un hombre hospitalario, así que le preguntó si podrían hospedar al superintendente de circuito, y él estuvo de acuerdo. Un día, apelando al amor que él sentía por su familia, mi madre le preguntó con tacto si le gustaría venir con nosotros a la asamblea, y él accedió.

La paciencia y la prudencia de mi madre ablandaron el corazón de mi padre. Más tarde, cuando nuestra familia se mudó a Inglaterra, él comenzó a asistir a las reuniones y se hizo amigo del hermano John Barr, quien fue miembro del Cuerpo Gobernante. Ese mismo año, papá se bautizó, lo que alegró muchísimo a mamá. Desde entonces, él siempre la trató con mucho cariño.

El carácter decente, respetuoso y espiritual de mi madre dejó huella

Algunos de nuestros amigos comparan a mi madre con Lidia, una cristiana del primer siglo que fue muy hospitalaria (Hech. 16:14, 15). Pero a mí me hace pensar en Sara, quien fue feliz colaborando con su esposo, Abrahán (1 Ped. 3:4-6). Mi madre fue una persona decente, respetuosa y muy espiritual, que dejó huella en todos los que la conocieron. Su ejemplo ayudó a mi padre a ser Testigo. Para mí, ella era como Sara.