Hechos de los Apóstoles 21:1-40

21  Después de separarnos de ellos con mucho dolor, zarpamos y navegamos con rumbo directo a Cos. Al día siguiente fuimos a Rodas y de allí a Pátara.  Cuando encontramos un barco que viajaba hacia Fenicia, subimos a bordo y partimos.  Después de ver a lo lejos la isla de Chipre, la dejamos atrás a la izquierda y seguimos navegando hacia Siria. Hicimos escala en Tiro, donde el barco tenía que dejar su cargamento.  Allí buscamos y encontramos a los discípulos, y nos quedamos en ese lugar siete días. Pero mediante el espíritu ellos le decían a Pablo una y otra vez que no pusiera un pie en Jerusalén.+  Cuando pasaron esos días, continuamos nuestro viaje. Todos ellos, incluidos mujeres y niños, nos acompañaron hasta que salimos de la ciudad. Entonces nos arrodillamos en la playa, oramos  y nos despedimos. Nosotros subimos al barco y ellos volvieron a sus hogares.  Desde Tiro navegamos hasta llegar a Tolemaida. Allí saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día.  Partimos al día siguiente y llegamos a Cesarea. Fuimos a la casa de Felipe el evangelizador,+ que era uno de los siete hombres,+ y nos quedamos con él.  Este hombre tenía cuatro hijas solteras que profetizaban.+ 10  Llevábamos allí bastantes días cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo.+ 11  Vino adonde estábamos, tomó el cinturón de Pablo, se ató los pies y las manos, y dijo: “Esto es lo que dice el espíritu santo: ‘Así atarán los judíos al dueño de este cinturón en Jerusalén+ y lo entregarán en manos de gente de las naciones’”.+ 12  Al oír esto, nosotros y los demás que estaban allí nos pusimos a suplicarle que no subiera a Jerusalén. 13  Entonces Pablo contestó: “¿Por qué están llorando y tratando de desanimarme? Pueden estar seguros de que no solo estoy listo para ser atado, sino también para morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús”.+ 14  Como no pudimos convencerlo, dejamos de insistir* y dijimos: “Que se haga la voluntad de Jehová”. 15  Después de estos días, nos preparamos y empezamos el viaje a Jerusalén. 16  Algunos discípulos de Cesarea fueron con nosotros para llevarnos a la casa de uno de los primeros discípulos, Mnasón de Chipre, pues íbamos a hospedarnos allí. 17  Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría. 18  Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a ver a Santiago.+ Estaban presentes* todos los ancianos. 19  Pablo los saludó y se puso a contarles en detalle las cosas que Dios había hecho entre las naciones mediante su ministerio. 20  Después de oír esto, se pusieron a darle gloria a Dios, pero luego le dijeron: “Hermano, sabes que hay muchos miles de creyentes entre los judíos y que todos son fervientes defensores de la Ley.+ 21  Pero ellos oyeron rumores de que a todos los judíos que viven entre las naciones les estás enseñando que dejen la Ley de Moisés diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni sigan las costumbres establecidas.+ 22  Entonces, ¿qué vamos a hacer? Ellos sin duda se van a enterar de que llegaste. 23  Por lo tanto, haz lo que vamos a decirte. Tenemos cuatro hombres que están cumpliendo un voto. 24  Llévatelos, límpiate ceremonialmente con ellos y hazte cargo de sus gastos, para que se puedan afeitar la cabeza. Así todo el mundo sabrá que los rumores sobre ti no son ciertos, pues estás actuando correctamente y también estás obedeciendo la Ley.+ 25  En cuanto a los creyentes que son de las naciones, les hemos enviado por escrito nuestra decisión de que se abstengan de cosas sacrificadas a ídolos,+ así como de sangre,+ de animales estrangulados+ y de inmoralidad sexual”.+ 26  Al día siguiente, Pablo se llevó a estos hombres y se limpió ceremonialmente con ellos.+ Luego entró en el templo para informar cuándo se cumplían los días de la limpieza ceremonial y cuándo se presentaría la ofrenda por cada uno de ellos. 27  Cuando estaban por cumplirse los siete días, los judíos de Asia lo vieron en el templo y alborotaron a toda la multitud. Así que lo agarraron 28  mientras gritaban: “¡Hombres de Israel, ayúdennos! Este es el hombre que en todas partes le enseña a todo el mundo cosas contra nuestro pueblo, contra nuestra Ley y contra este lugar. Es más, hasta ha metido a griegos en el templo y ha contaminado este lugar santo”.+ 29  Decían esto porque antes lo habían visto en la ciudad con Trófimo+ el efesio y pensaban que Pablo lo había llevado al templo. 30  La ciudad entera se alborotó. La gente llegó corriendo, agarró a Pablo y lo arrastró fuera del templo. Enseguida se cerraron las puertas. 31  Mientras intentaban matarlo, se avisó al comandante del regimiento de que toda Jerusalén estaba alborotada. 32  Al instante, él reunió soldados y oficiales del ejército y bajó corriendo adonde estaban ellos. Cuando la gente vio al comandante militar y a los soldados, dejó de golpear a Pablo. 33  El comandante militar se acercó, lo arrestó y ordenó que lo sujetaran con dos cadenas.+ Luego preguntó quién era y qué había hecho. 34  Pero algunos de la multitud gritaban una cosa y otros otra. Como el alboroto le impedía averiguar lo que de verdad había pasado, ordenó que llevaran a Pablo al cuartel de los soldados. 35  Pero, cuando él llegó a las escaleras, los soldados tuvieron que cargarlo a causa de la violencia de la multitud, 36  porque la gente iba siguiéndolos y gritaba: “¡Mátalo!”.* 37  Cuando estaban a punto de meterlo en el cuartel de los soldados, Pablo le dijo al comandante militar: “¿Puedo decir algo?”. Él dijo: “¿Hablas griego? 38  ¿Pero no eres tú el egipcio que hace un tiempo promovió una rebelión y condujo al desierto a 4.000 sicarios?”.* 39  Pablo le respondió: “En realidad soy judío,+ ciudadano de Tarso,+ una ciudad nada insignificante de Cilicia. Por eso te ruego que me permitas hablarle al pueblo”. 40  Tras recibir permiso, Pablo, de pie sobre las escaleras, le hizo señas con la mano al pueblo. Cuando se hizo un gran silencio, les dijo en hebreo:+

Notas

Lit. “guardamos silencio”.
O “Se reunieron allí”.
O “¡Quítalo!”.
O “varones de puñal”, “asesinos”.

Notas de estudio

a la izquierda. O “a babor”. Parece que el barco estaba pasando cerca del extremo suroeste de “la isla de Chipre” y navegaba en dirección este hacia Tiro. Unos nueve años antes, durante su primer viaje misionero, Pablo había predicado en la isla acompañado de Bernabé y Juan Marcos, y se había encontrado con una fuerte oposición por parte del hechicero Elimas (Hch 13:4-12). Puede que, al volver a ver la isla y recordar lo que había pasado entonces, Pablo se animara y cobrara fuerzas para lo que le esperaba.

las buenas noticias. O “las buenas nuevas”. Esta es la primera vez que aparece la palabra griega euagguélion, que se traduce como “evangelio” en muchas Biblias en español. Un término griego relacionado, euagguelistḗs, traducido como “evangelizador”, significa ‘predicador de las buenas noticias’ (Hch 21:8; Ef 4:11, nota; 2Ti 4:5, nota).

evangelizador. El significado básico del término griego usado aquí (euagguelistḗs) es ‘predicador de las buenas noticias’ (ver la nota de estudio de Mt 4:23). Aunque todos los cristianos tienen la comisión de declarar las buenas noticias (Mt 24:14; 28:19, 20; Hch 5:42; 8:4; Ro 10:9, 10), el contexto de los tres versículos donde se usa este término griego indica que la palabra “evangelizador” también puede entenderse con otro sentido (Hch 21:8; Ef 4:11; nota; 2Ti 4:5; nota). Cuando se refiere a una persona que empieza a predicar en territorios donde nunca antes se había hecho, este término también puede traducirse como “misionero”. Después del Pentecostés del año 33, Felipe fue el primero en ir a predicar a la ciudad de Samaria y tuvo mucho éxito. Más adelante, dirigido por un ángel, le predicó las buenas noticias sobre Cristo al eunuco etíope y luego lo bautizó. De ahí el espíritu condujo a Felipe a predicar en Asdod y en otras ciudades de camino a Cesarea (Hch 8:5, 12, 14, 26-40). Unos 20 años después, cuando ocurrieron los sucesos que se narran en Hch 21:8, a Felipe todavía se lo conocía como “el evangelizador”.

profetizarán. La palabra griega profētéuō significa literalmente ‘proclamar’. En las Escrituras se refiere a dar a conocer mensajes que vienen de Dios. Aunque con frecuencia incluye la idea de predecir el futuro, ese no es su significado básico. Este término griego también puede referirse a revelar algo con la ayuda de Dios (ver las notas de estudio de Mt 26:68; Mr 14:65; Lu 22:64). En este contexto, el espíritu santo impulsó a algunas personas a profetizar. Al declarar “las cosas magníficas” que Jehová había hecho y haría, servían de portavoces del Altísimo (Hch 2:11). La palabra hebrea para “profetizar” comunica una idea similar. Por ejemplo, en Éx 7:1 se dice que Aarón serviría de “profeta” para Moisés en el sentido de que sería su portavoz, no en el sentido de que predeciría acontecimientos futuros.

hijas solteras. Lit. “hijas vírgenes”. En la Biblia, el término griego parthénos se refiere a ‘alguien que nunca ha tenido relaciones sexuales’. Por eso se traduce muchas veces como “virgen” y se puede aplicar tanto a mujeres como a hombres solteros (Mt 25:1-12; Lu 1:27; 1Co 7:25, 36-38). En este contexto destaca la idea de que las cuatro hijas de Felipe nunca se habían casado.

profetizaban. El profeta Joel había predicho que tanto hombres como mujeres profetizarían (Joe 2:28, 29). En la Biblia, los términos originales que se traducen como “profetizar” tienen el sentido básico de dar a conocer mensajes que vienen de Dios, y no siempre incluyen la idea de predecir el futuro (ver la nota de estudio de Hch 2:17). Todos los cristianos pueden hablar del cumplimiento de las profecías de la Palabra de Dios. Sin embargo, en 1Co 12:4, 10, cuando se habla de “profetizar”, se trata de uno de los dones milagrosos del espíritu que se les concedieron a algunos miembros de la congregación cristiana recién formada. Algunos de los que recibieron este don en particular pudieron predecir sucesos futuros, como fue el caso de Ágabo (Hch 11:27, 28). Y las mujeres a las que Jehová decidió dar este don sin duda demostraron su profundo respeto a Dios respetando la autoridad de los varones de la congregación (1Co 11:3-5).

tratando de desanimarme. O “debilitándome el corazón”. El verbo griego que se emplea aquí significa literalmente ‘aplastar’, ‘romper en pedazos’. En este caso se usa en sentido figurado con la palabra griega para “corazón”.

la voluntad de Jehová. En las Escrituras Griegas Cristianas, el término griego thélēma (“voluntad”) se refiere la mayoría de las veces a la voluntad de Dios (Mt 7:21; 12:50; Mr 3:35; Ro 12:2; 1Co 1:1; Heb 10:36; 1Pe 2:15; 4:2; 1Jn 2:17). En la Septuaginta se usa con frecuencia para traducir las expresiones hebreas que se refieren a la voluntad de Dios, o lo que le gusta o le complace, y suele aparecer en pasajes donde el texto hebreo original usa el nombre de Dios (Sl 40:8, 9 [39:9, 10, LXX]; 103:21 [102:21, LXX]; 143:9-11 [142:9-11, LXX]; Is 44:24, 28; Jer 9:24 [9:23, LXX]; Mal 1:10). Jesús expresó una idea parecida cuando, según Mt 26:42, le dijo a su Padre en oración: “Que se haga tu voluntad”. Ver apén. C3 (introducción y explicación de Hch 21:14).

Santiago. Este medio hermano de Jesús parece ser el mismo que se menciona en Hch 12:17 (ver la nota de estudio) y en Gál 1:19, y que escribió el libro bíblico que lleva ese nombre (Snt 1:1).

Santiago. Es muy probable que aquí se refiera al medio hermano de Jesús y al mismo Santiago de Hch 12:17; 15:13. Ver las notas de estudio de Mt 13:55; Hch 12:17; 15:13.

todos los ancianos. Ver las notas de estudio de Hch 15:2; 16:4. No se menciona a ninguno de los apóstoles en relación con esta reunión que se celebró en el año 56 de nuestra era. La Biblia no explica la razón. Sin embargo, hablando del tiempo que precedió a la destrucción de Jerusalén, el historiador Eusebio de Cesarea (que nació alrededor del año 260) dijo: “Todos los demás apóstoles fueron amenazados de muerte con innumerables maquinaciones, y fueron expulsados de Judea y se dirigieron a todas las naciones para la enseñanza del mensaje con el poder de Cristo” (Historia eclesiástica [trad. George Grayling], libro III, cap. 5, sec. 2). Aunque las palabras de Eusebio no son parte del registro inspirado, concuerdan con lo que indica la Biblia. Por ejemplo, para el año 62, Pedro estaba muy lejos de Jerusalén, en Babilonia (1Pe 5:13). En cambio, Santiago, el hermano de Jesús, todavía estaba en Jerusalén y probablemente presidió aquella reunión con Pablo en la que “estaban presentes todos los ancianos”.

los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén. Como se explica en la nota de estudio de Hch 15:2, algunos ancianos de Israel ocupaban puestos de responsabilidad y dirigían a la nación. Del mismo modo, los ancianos de Jerusalén y los apóstoles formaban un cuerpo gobernante que dirigía a todas las congregaciones cristianas del siglo primero de nuestra era. Este grupo analizó la cuestión de la circuncisión y luego les dio a conocer su decisión a las congregaciones. Su decisión fue aceptada por las congregaciones porque reconocían la autoridad de quienes la habían tomado.

ancianos. Lit. “hombres mayores”. Aquí el término griego presbýteros se refiere a los que ocupaban un puesto de responsabilidad en la congregación cristiana del siglo primero de nuestra era. En este versículo se explica que, para resolver el problema de la circuncisión, Pablo, Bernabé y otros hermanos de Antioquía de Siria acudieron a los apóstoles y a los ancianos de Jerusalén. Tal como algunos ancianos dirigían a la nación de Israel, los ancianos de Jerusalén junto con los apóstoles formaban un cuerpo gobernante que dirigía a todas las congregaciones cristianas del siglo primero. Esto indica que para ese entonces el grupo de 12 apóstoles que originalmente servía de cuerpo gobernante se había ampliado con estos ancianos (Hch 1:21, 22, 26). Ver las notas de estudio de Mt 16:21; Hch 11:30.

Santiago. Es muy probable que aquí se refiera al medio hermano de Jesús y al mismo Santiago de Hch 12:17 (ver las notas de estudio de Mt 13:55; Hch 12:17). Parece que, cuando se presentó la cuestión de la circuncisión ante “los apóstoles y los ancianos de Jerusalén”, Santiago era el que presidía la reunión para analizarla (Hch 15:1, 2). Al parecer, Pablo se refirió a esta ocasión cuando dijo que Santiago, Cefas (Pedro) y Juan “eran considerados columnas” de la congregación de Jerusalén (Gál 2:1-9).

Santiago. Es muy probable que aquí se esté hablando del medio hermano de Jesús. Puede que fuera el más cercano en edad a Jesús, porque se lo menciona primero entre los cuatro hijos biológicos de María: Santiago, José, Simón y Judas (Mt 13:55; Mr 6:3; Jn 7:5). Santiago fue testigo de lo que ocurrió en el Pentecostés del año 33 de nuestra era. En aquel entonces, miles de judíos de la diáspora que estaban de visita en Jerusalén respondieron al mensaje de las buenas noticias y se bautizaron (Hch 1:14; 2:1, 41). En este versículo, Pedro les dice a los discípulos que le informen a Santiago. Esto da a entender que tenía un lugar destacado en la congregación de Jerusalén. Al parecer, es el mismo Santiago que escribió el libro bíblico que lleva su nombre (Snt 1:1; Jud 1) y el que se menciona en Hch 15:13; 21:18; 1Co 15:7; Gál 1:19 (donde se lo llama “el hermano del Señor”); 2:9, 12.

miles. Lit. “miríadas”, “diez miles”. Aunque literalmente la palabra griega usada aquí se refiere a un grupo de 10.000 (una miríada), también puede referirse a una cantidad muy grande e indefinida.

que dejen la Ley de Moisés. O “una apostasía contra Moisés”. El sustantivo griego que se usa aquí (apostasía) viene del verbo afístēmi, que literalmente significa ‘apartar de’ o ‘apartarse de’ y que, dependiendo del contexto, se puede traducir como “dejar”, “abandonar” o “renunciar” (Hch 19:9; 2Ti 2:19). El sustantivo da la idea de ‘deserción’, ‘abandono’ o ‘rebelión’. En griego clásico, el sustantivo se usaba para indicar abandono o rechazo de una causa política. Parece que ese es el sentido con que se usa el verbo en Hch 5:37 cuando se habla de Judas el galileo y se dice que “consiguió [lit. “apartó”, “arrastró” (una forma de afístēmi)] seguidores”. La Septuaginta emplea el verbo en Gé 14:4 para referirse a ese tipo de rebelión política, y emplea el sustantivo en Jos 22:22; 2Cr 29:19 y Jer 2:19 para traducir las expresiones hebreas relacionadas con rebelión e infidelidad. En las Escrituras Griegas Cristianas, el sustantivo apostasía solo aparece dos veces: en este versículo y en 2Te 2:3. En estos casos se refiere a un abandono o rechazo religioso: apartarse de la adoración verdadera y el servicio a Dios, rechazar la religión que uno tenía, renunciar por completo a los principios o la fe.

animales estrangulados. O “lo que se mata y no se desangra”. Al parecer, esta prohibición incluía a los animales que morían por sí solos o a consecuencia de una herida causada por otro animal. En cualquiera de estos dos casos, los cuerpos no se desangraban como era debido (Éx 22:31; Le 17:15; Dt 14:21).

inmoralidad sexual. La palabra griega pornéia se usa en las Escrituras para referirse a algunas prácticas sexuales prohibidas por Dios. Incluye el adulterio, la prostitución, las relaciones sexuales entre personas no casadas entre sí, la homosexualidad y el sexo con animales. Ver glosario.

animales estrangulados. Ver la nota de estudio de Hch 15:20.

inmoralidad sexual. Ver la nota de estudio de Hch 15:20.

al comandante. La palabra griega khilíarkhos (“quiliarca”) significa literalmente ‘jefe de mil’, es decir, mil soldados. Se refiere a un comandante militar romano llamado tribuno (ver la nota de estudio de Jn 18:12). Alrededor del año 56 de nuestra era, el comandante militar de la guarnición de Jerusalén era Claudio Lisias (Hch 23:22, 26). Por lo que se narra en los capítulos 21 al 24 de Hechos, él fue el que salvó a Pablo de una multitud enfurecida en la calle, el que mandó que lo sacaran del Sanedrín cuando estalló un alboroto y el que le escribió al gobernador Félix para explicarle por qué trasladaban a Pablo en secreto a Cesarea.

comandante militar. La palabra griega khilíarkhos (“quiliarca”) significa literalmente ‘jefe de mil’, es decir, mil soldados. Se refiere a un comandante militar romano llamado tribuno. En cada legión romana había seis tribunos. Sin embargo, la legión no estaba dividida en seis diferentes unidades, sino que cada tribuno ejercía el mando sobre toda la legión durante una sexta parte del tiempo. Estos comandantes militares tenían una gran autoridad, que incluía la facultad de nombrar a los centuriones y enviarlos a un destino. La palabra griega también puede referirse a cualquier oficial militar de alto rango. Un comandante militar romano iba con los soldados que arrestaron a Jesús.

oficiales del ejército. O “centuriones”. El centurión tenía a su cargo a unos 100 soldados del ejército romano.

al cuartel de los soldados. Aquí se refiere a la Fortaleza Antonia, el lugar donde se alojaban las tropas romanas en Jerusalén. Esta fortaleza estaba situada en la esquina noroeste del patio del templo, desde donde se veía todo el recinto. Parece que ocupaba el mismo lugar donde Nehemías había construido siglos antes “la Fortaleza de la Casa” que se menciona en Ne 2:8. Herodes el Grande le hizo numerosas y costosas obras de reparación y mejoró la fortificación. La llamó Antonia en honor del comandante militar romano Marco Antonio. Antes del tiempo de Herodes, la fortaleza sirvió sobre todo de protección contra los posibles ataques enemigos desde el norte. Con el tiempo, se usó principalmente para controlar a los judíos y supervisar las actividades que se realizaban en el recinto del templo. La fortaleza estaba conectada con el templo a través de “un pasaje subterráneo” (Josefo: Antigüedades judías [trad. Luis Farré], libro XV, cap. XI, sec. 7). Esto permitía que los soldados romanos llegaran rápidamente al área que rodeaba el templo, como probablemente ocurrió cuando tuvieron que rescatar a Pablo de la multitud violenta (Hch 21:31, 32). Para ver la ubicación de la Fortaleza Antonia, consultar apén. B11.

en hebreo. Ver la nota de estudio de Jn 5:2.

hebreo. En las Escrituras Griegas Cristianas, los escritores bíblicos inspirados llaman “hebreo” al idioma que hablaban los judíos (Jn 19:13, 17, 20; Hch 21:40; 22:2; Ap 9:11; 16:16) y al idioma que usó Jesús ya resucitado y glorificado cuando habló con Saulo de Tarso (Hch 26:14, 15). Y en Hch 6:1 se distingue entre “los judíos de habla hebrea” y “los judíos de habla griega”. Aunque algunos expertos afirman que en estos casos debería decir “arameo”, hay buenas razones para creer que está bien decir “hebreo”. Por ejemplo, en Hch 21:40 y 22:2, donde el médico Lucas dice que Pablo le habló a la gente de Jerusalén “en hebreo”, Pablo se estaba dirigiendo a personas centradas en estudiar la Ley de Moisés en hebreo. Además, la mayoría de los fragmentos y manuscritos que componen los Rollos del mar Muerto, tanto textos bíblicos como no bíblicos, están escritos en hebreo. Esto indica que era un idioma de uso diario. También se han encontrado fragmentos en arameo, aunque en mucho menor número, lo que indica que se usaban los dos idiomas. Así que parece muy poco probable que los escritores bíblicos dijeran “hebreo” si en realidad se estaban refiriendo al idioma siriaco o arameo. Las Escrituras Hebreas ya distinguían entre el “arameo” y “el idioma de los judíos” (2Re 18:26). Y Josefo, historiador judío del siglo primero, hablando de este pasaje de la Biblia, menciona el arameo y el hebreo como dos lenguas diferentes (Antigüedades judías [trad. José Vara Donado], libro X, sec. 5). Es cierto que el arameo y el hebreo tienen algunos términos parecidos y es posible que el hebreo haya adoptado algunos términos del arameo. Aun así, no parece haber razones para que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas dijeran “hebreo” si en realidad querían decir “arameo”.

Multimedia

Actividades de Felipe el evangelizador
Actividades de Felipe el evangelizador

La Biblia registra algunas de las actividades que “Felipe el evangelizador” realizó con entusiasmo (Hch 21:8). Él fue uno de los “hombres de buena reputación” que repartieron alimento en Jerusalén entre los discípulos de habla griega y los de habla hebrea (Hch 6:1-6). Después de la muerte de Esteban, cuando “todos, menos los apóstoles, fueron esparcidos”, Felipe se fue a Samaria, donde predicó las buenas noticias y realizó milagros (Hch 8:1, 4-7). Más adelante, el ángel de Jehová lo envió a un camino que iba de Jerusalén a Gaza por el desierto (Hch 8:26). Allí Felipe se encontró con un eunuco etíope y le habló de las buenas noticias (Hch 8:27-38). Guiado por el espíritu de Jehová (Hch 8:39), siguió predicando en Asdod y otras ciudades a lo largo de la costa hasta que llegó a Cesarea (Hch 8:40). Años más tarde, Felipe hospedó en su casa en Cesarea a Lucas y a Pablo. Para ese entonces, “tenía cuatro hijas solteras que profetizaban” (Hch 21:8, 9).

1. Jerusalén: Realiza tareas administrativas (Hch 6:5).

2. Samaria: Predica las buenas noticias (Hch 8:5).

3. Camino por el desierto hasta Gaza: Le explica las Escrituras a un eunuco etíope y lo bautiza (Hch 8:26-39).

4. Región costera: Lleva las buenas noticias a todas las ciudades (Hch 8:40).

5. Cesarea: Hospeda a Pablo en su casa (Hch 21:8).

“El muro que había en medio”
“El muro que había en medio”

Cuando el apóstol Pablo les escribió a los cristianos de Éfeso acerca de la unidad de la congregación, comparó la Ley mosaica con un muro que separaba a los judíos de los gentiles (Ef 2:14). Es posible que Pablo estuviera pensando en el muro que rodeaba los patios interiores del templo de Jerusalén del siglo primero. Este muro bajo, conocido como el Soreg, marcaba un límite que los gentiles no podían cruzar bajo pena de muerte. En una ocasión, una multitud atacó a Pablo en el templo porque lo acusaron falsamente de introducir gentiles dentro del área limitada por este muro (Hch 21:26-31). Para entender qué podía tener en mente Pablo cuando mencionó “el muro que había en medio”, ver el siguiente video.

Calzada romana en Tarso
Calzada romana en Tarso

Tarso es la ciudad donde nació Saulo, más tarde conocido como el apóstol Pablo. Fue la ciudad más importante de la región de Cilicia, que estaba en la esquina sureste de Asia Menor y que hoy día forma parte de Turquía (Hch 9:11; 22:3). Era una ciudad comercial grande y próspera. Estaba estratégicamente ubicada en una importante ruta comercial que iba de este a oeste por tierra y atravesaba los montes Tauro y las Puertas de Cilicia (un estrecho paso entre montañas con espacio para un camino de carretas). La ciudad también tenía un puerto que conectaba el río Cidno con el mar Mediterráneo. Tarso fue un centro de la cultura griega y tenía una importante comunidad judía. En esta fotografía se ven algunos de los restos que se conservan hoy día en la población del mismo nombre, situada a unos 16 km (10 mi) de donde desemboca el río Cidno en el Mediterráneo. A lo largo de la historia, varios personajes famosos visitaron la ciudad, entre ellos Marco Antonio, Cleopatra y Julio César, además de otros emperadores. El escritor y político romano Cicerón fue gobernador de la ciudad entre los años 51 y 50 antes de nuestra era. Tarso fue un importante centro educativo en el siglo primero de nuestra era y, según el geógrafo griego Estrabón, llegó a superar a las mismísimas Atenas y Alejandría. Así que Pablo tenía motivos para describir a Tarso como “una ciudad nada insignificante” (Hch 21:39).